Guerra con Hamás – Día 121

En el norte, en el sur y en el centro.

Desde que empezó la guerra, Hezbollah declaró que no estaba interesado en una guerra abierta con Israel. Sin embargo, todo lo que está haciendo, y en especial en estos últimos días, da a entender que está cambiando de idea. En el norte no dejan de cesar las alarmas por misiles disparados hacia territorio de Israel. Una tras otra sobre objetivos civiles. E Israel no deja de declarar públicamente que está preparado para empezar una guerra con todas las letras mañana mismo si es necesario. Uno dice que no hace, pero hace; el otro dice que va a hacer pero no hace. Todo un juego de amagues en el que, por el momento -dado que prácticamente no hubo bajas del lado israelí- los únicos que pierden son los evacuados que andan dando vueltas por hoteles en el centro del país, con sus vidas en suspenso hasta que algo se defina. Estados Unidos intenta proponer una solución de cese de fuego, pero siempre va a ser favolrable a Israel, ya que no hay ninguna razón por la cual a Hezbollah se le tenga que otorgar ninguna concesión. No tienen ningún motivo para estar atacando, y aún así, se habla de modificar -quizás- el límite entre El Líbano e Israel otorgándoles ciertas aldeas del límite que, vaya Dios a saber por qué, reclaman como propias.

Mientras tanto en el Sur, más de lo mismo: Hamás siendo el nene caprichoso que no se quiere poner el pullover a pesar de que hace frío, y todo el mundo ofreciéndole caramelos a cambio para que se deje de joder y se lo ponga. Y mientras tanto, los secuestrados, que no son un pullover, siguen allá por ya casi 4 meses a la buena de Dios. Para aportar más dificultades, Sinwar, que es quien dirige la guerra desde adentro, los manda a cagar a Hanye y demás líderes que la pasan bomba en Qatar en hoteles de lujo y dice que no va a aceptar ningún acuerdo que no incluya la finalización total de la guerra. Mientras tanto, todas las ofertas incluyen ceses de fuego de un mes o un poco más, a cambio de los secuestrados. Israel hasta el momento no renuncia a continuar el combate contra Hamás. Y Sinwar no es tonto: hacer una pausa, entregar lo único que mantiene a Israel con presiones internas y empieza a dividir la opinión pública de nuevo para que después lo vuelvan a cagar a bombazos no suena como algo que le convenga. Esto va para largo.

Y en el centro, los evacuados ya no dan más. Imagínense el infierno que deben sentir, que tener 3 comidas al día todas pagas en un hotel de 5 estrellas ya les es insoportable. La gente empieza a levantar la voz y exigir que se cumplan las promesas -creo yo que no fueron promesas sino estimaciones y pronósticos- que les hizo el gobierno de volver a sus casas a una vida segura.

Y por si faltase algo, no nos olvidemos de que el gobierno tiene una coalición de ultra derecha que tiene que cuidar como si fuese una figurita difícil porque si van a elecciones de nuevo seguramente no van a repetir el resultado y van a quedar más debilitados. Entonces se las tienen que aguantar y no dejar que nadie salga de la coalición para seguir gobernando. Y así los diputados de la coalición empiezan también a levantar la voz después de 4 meses para exigir que sus ideas sean escuchadas y respetadas. Y no nos olvidemos que en ese gobierno hay locos que dicen que hay que volver a poblar Gaza con judíos.

La olla está a presión. El partido está chivo. Acá tendría que aparecer el Maxi Rodriguez con un zapatazo de otro partido para sacar las papas del fuego. ¿Existirá eso en la política de guerra?