Las elecciones en Israel determinaron que Netanyahu no sea más el promer ministro de Israel. Aunque al igual que M*nem, podrá decir que las elecciones las ganó él, ya que su partido recogió la friolera inamovible de 33 mandatos una vez más. El que salió segundo, Lapid, llegó nada más que a 17 y el tercero, Naftali Benet, 8.
Y quiso el destino que Netanyahu no pudiese formar gobierno esta vez tampoco. El mandato pasó a Lapid y se dio algo curioso e histórico:
- Ningún partido religioso entró en la coalición que formó gobierno
- Un partido árabe es parte de la coalición por primera vez en la historia
- El que formó gobierno, no va a ser el primer ministro (Lapid) sino que le cedió los primeros dos años a Benet.
¿Por qué pasó esto? Yo digo (nadie me cree) que porque Yair Lapid está más cagado que bebé de 1 mes y ni en pedo quiere ser primer ministro. Entonces logró juntar en una enorme bolsa de gatos a 60 que den voto a la coalición, y para eso negoció hasta los pantalones.
¿Qué es lo que une a los que gobiernan ahora? Diría más bien que lo que los une es nada, sino que están ahí porque
- No son religiosos
- No son Likud
Entonces todos adentro: Kajol Laban, Meretz, Avodá, Liberman, Benet, Lapid… Una hermosa orgía política que, en realidad, es una ensalada. Hay quienes dicen (yo) que no duran lo que un pedo en una canasta hasta que el primer diputado se revire (así de frágil es la democracia Israelí) y cumplirá el sueño Yair Lapid de NO SER primer ministro.
Pero quién te dice… quizás se produzca el milagro.
Yo tengo que decir, que a pesar de no soportar a Bibi y no votarlo aunque fuese el único candidato, la costumbre de tenerlo de Primer Ministro durante tantos años (que ni siquiera puedo contar, porque la sensación es que estuvo ahí desde siempre y para siempre) hace que ahora me de un poco de miedito dejarle el país a esos «pibes irresponsables».
Porque es como invitar a salir a Pampita: si sabés que te va a decir siempre que no, entonces quedás como un campeón no cesando en intentarlo. Pero el día que te acepta, te hacés pipi en los pantalones. En esos mismos pantalones que Yair Lapid entregó para formar gobierno.
¡Suerte les deseo! Porque es nuestro destino el que está en juego.