Guerra con Hamás – Día 178

Mojando la Oreja.

Flor de pausa me mandé en las crónicas de la guerra. Aproveché el viaje a Uruguay por trabajo para estar seguro de que cuando volviese, habría un montón de cosas para comentar. Pero no. De reojo seguía viendo que la cosa está parada. La negociación de la liberación de los rehenes no avanza. Podrán culpar a Hamás o al Gobierno. Lo mismo da. Si Netaniahu hubiese aceptado lo que le pedían, que un poco más era que le lustre los zapatos a Sinwar, después -un par de años después- le iban a reclamar que liberó a miles de terroristas al igual que las valijas de dólares que le pasó a Hamás en el pasado. Todo se mira desde otro punto de vista con el paso del tiempo y se da vuelta como una tortilla. Como una persona que está feliz y se ríe todo el tiempo y al cabo de un par de años se le reclama que se toma todo parta la chacota y que no se puede hablar en serio con ella.

Por lo menos, lo que se aprovechó mientras las negociaciones seguían fue a meterse en el hospital Shifa, al cual ya había entrado en el pasado el ejército y, como dije en pasadas crónicas, al irse los soldados, las ratas volvieron a tomar el lugar más seguro que tienen. Pero Israel no se comió el amague y entró de nuevo con todo. Liquidó a 200 terroristas que se atrincheraban adentro y volvió a ganar puntos.

Y cuando pensé que solamente eso había pasado en todos estos días, sobre la hora Israel atacó en Damasco, capital de Siria, el Consulado Iraní, matando a uno de los altos mandos de la Guardia Revolucionaria Iraní, Mohammad Reza Zahedi. Y lejos de ser como en otros casos en los que los que reportan son los medios extranjeros y se «supone» que fue Israel pero el Gobierno local no se hace cargo, acá salieron las noticias en carteles gigantes anunciando la acción de inteligencia de Israel, sin negarlo ni ocultarlo. Pavoneándose incluso de la precisión con la que llevó a cabo el ataque, sin tocar la embajada de Canadá, pegadita a la Iraní. Fanfarroneando.

Irán, que junto con Hezbollah se han pasado la vida amenazando a Tel Aviv, no han pasado aún la verdadera linea roja. Si bien han bombardeado el norte de Israel, si bien atentaron en Argentina dos veces contra entidades judías y si bien a mucha gente le arruinaron la vida, lo cierto es que no han sido más que bocones que ladran pero no muerden. El mandato proxy que hacen con Hezbolláh para que ataquen desde el Líbano para disimular que son ellos los que verdaderamente atacan, ha dejado de ser ya un disimulo. Ya todos saben. E Israel ya no oculta que yo sé que tú sabes que yo sé. Y le mojó la oreja brutalmente a Irán.

La pregunta que nos hacemos todos es una sola: ¿Irán o no Irán a responder? Quizás esta sea la patada inicial de una terrible guerra mundial – que en su momento propuse, por decirlo de alguna manera, como la única forma de solucionar de una vez y para siempre este rincón tan sufrido del planeta- o quizás vuelva a dejar a Irán garpando y quedando como un bocón. Me preguntarán «¿te parece gracioso como para estar haciendo chistes, pedazo de pelotudo?» Y me banco la parada. Sí. Me parece. Porque ya me cansé de todo y quiero vivir en paz. Y para una buena paz, parece que nada mejor que una buena guerra. Decíselo a Japón. Decíselo a Alemania. Y ojalá que se lo puedas decir a Irán.