Guerra con Hamás – Día 201

Tercer Tiempo.

Arranquemos con los secuestrados. La gente presiona e insulta al gobierno. Y está bien. No sea cosa que se queden en sus casas esperando buenas (o malas) noticias y eso le transmita al gobierno el mensaje de que pueden tomarse su tiempo, digamos, unos 5 años como con Guilad Shalit, para negociar la salida. Aunque por otro lado, quiero creer que los familiares no piensan REALMENTE lo que dicen cuando exigen que se les de a Hamás LO QUE SEA a cambio de sus seres queridos. Porque todos sabemos, o al menos los que criamos algún que otro hijo, que a veces hay que poner el límite firme, porque sino, es pan para hoy, hambre para mañana. Y hambre para mañana puede querer decir otro 7-10.

Vamos al grano en lo militar. Se dice que se prepara una entrada a Rafiah, que es el último bastión al que -además de a los civiles- el Ejército Israelí dejó escapar a todos los terroristas en esta guerra ridícula en la que le damos tiempo al enemigo a esconderse entre los civiles, en hospitales, en escuelas. Como si fuese una película de Guy Ritchie en la que al final nos vamos a enterar de que estaba todo arreglado con Sinwar para que éste firme acuerdos secretos de paz que se vienen redactando desde hace un año, y todo lo demás fue una pantalla para que el pueblo palestino sienta que «se ganó su país en una guerra» y no que se la dieron a modo limosna. Y ahora que lo escribo, no me suena tan ridículo.

Rafiah está a un pasito de Egipto y si los civiles tienen que evacuarse, ya no hay «más al sur» a dónde irse, por lo que mi sueño de que irrumpan y quiebren el límite con el país de los faraones y se establezcan allí de por vida, podría ser también un escenario hermoso para todos. Y si leemos en las noticias que altos representantes del gobierno y las fuerzas de seguridad estuvieron en Egipto ayer, quien te dice que mi sueño no es como el de Martin Luther King, que al final se cumple.

En otro orden de cosas, renunciaron dos altos puestos en el rango militar por considerarse responsables del fracaso defensivo del 7-10. Y por un lado la gente pide a gritos que los que estaban al mando se hagan responsables y se retiren de todos los puestos decisivos del ejército y de los puestos de seguridad. Lo piden tan enfáticamente como si supieran que el segundo o tercero en el mando son mucho mejores. Quizás los que asumen en los lugares de sus renunciantes son unos novatos que están cagados en las patas y están rogando que no les toque salir a la cancha justo ahora. O quizás son unos Scaloni que nos van a sorprender y nos ponen la tapa a todos resolviendo esta maraña de manera sorpresiva.

En el otro frente, en charlas supersecretas que ya las sabe hasta Lali Espósito, parece que la semana que viene se arma la maroma en el norte. Después del cachetazo a Irán, que puso un poco de paños fríos al asunto, a mí me hizo pensar que quizás Irán no sea ese cuco del que hablan y quizás esté inflado como en su momento la Unión Soviética, como todo enemigo al que se infla para justificar acciones locales, presupuesto de defensa, o mantener a la gente con cierto miedo que los haga responder como un rebaño. Quizás llegó el momento de limpiar el sur del Líbano de manera total.

Lo que venía a ser un post pesimista de «no pasa nada, seguimos en el barro» terminó siendo un post de un escritor que no deja de tener su lado cinematográfico en la cabeza. Y quién te dice que mi mente creativa finalmente no la pega con alguno de los locos pronósticos que terminan con la copa en nuestras manos, alzada y celebrando.