Guerra con Hamás – Día 204

Antisemitismo en el Mundo.

Mientras en este pequeño país se sigue cocinando a fuego lento un acuerdo para liberar una trientena de secuestrados, el resto del mundo se hace un picnic.

No voy a hablar de los demás países porque no conozco sus leyes, pero intuyo que en un mundo globalizado como el de hoy, ocurren cosas similares. Entonces veamos un poco en Argentina.

Andrés Calamaro fue procesado por decir en un show «qué linda noche para fumarse un porrito». Y existe una ley que prohíbe, so pena de cárcel, pintar una cruz esvástica en la calle. Mirá qué hipócrita que puede ser el mundo que mientras escribo estas líneas, el corrector ortográfico me subraya la palabra «esvástica» como si no existiese. Porque si no reconocemos que existe, entonces listo, estamos combatiendo al nazismo! Yupi!

El mundo es un lugar hipócrita que tiene sus monolitos de recuerdo del holocausto hasta en países en los que la segunda guerra mundial no tocó ningún pito. Pero queda bien. Así podemos hacer negocios con Israel, que tiene bocha de tecnología de riego y armamentos para vender. Así los judíos que hay en el país invierten y hacen negocios con el gobierno. Hay que mantenerlos tranquilos. ¿O acaso alguien piensa que EEUU apoya a Israel porque le gusta el color de la bandera, o porque se comió el chamuyo de la única democracia de Medio Oriente? Sabemos cúantos y cuán poderosos son los judíos de EEUU y cuanto influyen si no están contentos. Entonces, ahí vienen más misiles. ¿La patagonia? Metanselá en el orto. Los judíos conquistamos EEUU y con eso nos aseguramos el apoyo de la potencia militar número 1 del mundo. A cambio de la patagonia hubiesemos tenido… dulce de leche.

Volviendo al mundo hipócrita en el que vivimos, te meten en la cárcel por pintar una esvástica, pero estamos viendo en todas las universidades del mundo, que la juventud (y ya no una docena de ex-nazis de 85 años que en un rato ya se mueren y listo el pollo), aquellos que en breve gobernarán el mundo, se manifiestan no solamente en favor de los palestinos (en cuyo caso no tendría ningún problema) sino al grito de «exterminar a todos los judíos». Y el mundo… sigue como si nada.

Para los que viven lejos, les puedo contar que por más violentados y violados que nos sintamos en Israel, en ninguna, pero en NINGUNA de las MILES de manifestaciones que se han realizado en Israel desde el 7-10 se ha escuchado el viejo clásico «mavet la arabim» (mu3rt3 a l0s 4rabe3s). ¡Ni una vez! Pero en Columbia, y en decenas más de ciudades centrales de EEUU hemos visto la violencia ya casi incontenida. Hemos visto que a profesores o alumnos judíos no se los dejó entrar.

Europa, como dice mi amigo Tal, fue conquistada sin haber disparado una sola bala, por el mundo musulmán fanático. Dejaron entrar a sus países mirando para el costado a toda una horda de falsos estudiantes (fraguaban pedidos de asilo para estudiar en universidades que no existen, por ejemplo) o refugiados sirios y demás. Y los memes que circulaban por Facebook no fueron suficiente alerta. Ahora los tienen de a millones, gobernando sus calles como en la Alemania Nazi, sembrando el odio, a una chispa de convertirse en violencia de hecho, física.

Este es el párrafo en el que se imaginan que viene mi propuesta de solución. Porque conocen mi dicho de «si no sos parte de la solución, entonces sos parte del problema». Y lamento no tener una buena solución. A mí me tocó vivir el antisemitismo de Argentina en muchos lados. En mi barrio, en mi trabajo, por la calle. Muchas veces. Y hoy veo lo que pasa en el mundo y me digo: «estamos hasta las manos, pero al menos estoy en el mejor lugar del mundo que puedo estar siendo judío».

Los que no, podrán ocultarlo como un primo mío que se fue a vivir un tiempo a España y prefería no contarle a nadie que era judío (y no, no era en 1492) o podrán tirar a la suerte que no les toque. O también pueden armar sus valijas y venirse a Israel. Porque la guerra hace rato que ya no se libra solo en Gaza.

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