Guerra con Hamás – Día 62

Lo que pasa en el norte.

Puede ser que algunos de los que leen estas crónicas se hayan podido relajar en los últimos años, como muchos de nosotros, y al vivir en el exterior, los titulares de Israel dejaban de aparecer en los diarios del mundo. Por lo tanto, haría falta un breve glosario que nos explique por qué estamos mirando también al norte de Israel.

Sabemos ya que el truco para atacar a Israel es no hacerlo en nombre de un país reconocido por la ONU porque en esos términos, las reglas se aplican para todos. Entonces, aparecen grupos como Hamás en Gaza o Hezbollah en el Líbano, que están financiados y manejados por Irán, enemigo acérrimo de Israel desde 1979 cuando se impuso la revolución islamica fanática en dicho país. Y al ser grupos terroristas independientes, nadie se hace cargo y la guerra no es de país a país, como debería(?) ser.

El mundo árabe, a grandes rasgos, se divide entre sunitas y chiitas. ¿Qué es eso? Digamos que serían facetas dentro del pueblo, que no se quieren para nada y hasta han combatido entre ellas y se han perpetrado matanzas dentro de los países árabes. Sin mucha difusión en el mundo porque «No Jews, No News». Y tenemos a Hezbollah (chiitas) y Hamás (sunitas). Aún así, son amigos cuando hay un enemigo en común, o un jefe en común. Y este es el caso.

Hezbollah, además de ser una organización terrorista, es un partido político en el Líbano. Sí sí. Hacé de cuenta que el Partido de Myriam Bregman recibe cargamentos de armas de Irán, y empieza a bombardear Paraguay. Así es. Tienen algunos diputados en el congreso, y se apoderaron geográficamente del sur del Líbano y el gobierno de ese país se lava las manos y dice «no sé cómo pararlos». Así de increíblemente ridículo es.

Ya hemos tenidos dos guerras con «El Líbano» (así se llaman, pero en realidad son contra Hezbollah). La última de ellas en 2006. Y siempre empiezan igual: una agresión del grupo terrorista que no puede ser pasada por alto (porque agresiones hay todo el tiempo, pero como adulto responsable, Israel se las aguanta siempre), y una respuesta de Israel con objetivos más definitivos. Ejemplo en 2006: la muerte de 3 soldados y el secuestro de otros 2. Esa fue la declaración de guerra que hizo Hezbollah, y produjo lo que durante casi dos meses, fue «la 2da Guerra del Líbano». Que, como no puede ser de otra manera, se termina con un cese del fuego frenando al más fuerte (Israel) y ciertas condiciones que serán violadas por el grupo terrorista en la próxima vuelta.

En 2006 se estableció como condición al cese de fuego, que ninguna milicia armada podría estar al sur del río Litani (vean el mapa). Y que Hezbolláh se tenía que desarmar. Ninguna de esas cosas se cumplió. Es más: a modo provocador, Hezbollah plantó una carpa militar con soldados DENTRO DEL TERRITORIO ISRAELI durante meses. Y nosotros tragando saliva para no provocar una escalada que afecte a los habitantes del límite norte del país.

Al comenzar esta guerra con Hamás, Hezbollah (al mando del cagón de Nasrallah, que vive en un bunker bajo tierra y no ve el sol hace años) empezó a bombardear el norte de Israel con el solo objetivo de dividir los recursos de Tzahal y romper las pelotas. Lo hace en forma relativamente moderada como para no causar una declaración oficial de guerra por parte de Israel. Netaniahu ya avisó que si se pasan de la raya, va a convertir Beirut en Gaza. Recursos para hacerlo tiene. Apoyo de EEUU, por ahora tiene. Y ganas, no le faltan.

Mientras tanto, decenas de miles de habitantes, evacuaron todo el norte. Imagínensé si tuviesen que evacuar todos los que viven en Parque Patricios y Boedo porque desde Pompeya están tirando misiles. ¿A dónde irían? ¿harían a tiempo de llevarse la compu? ¿la bici? ¿sus remeras favoritas? ¿y qué pasa con el sillón que compraron justo la semana pasada? ¿y si se van por tres meses y les roban todo? Como verán, la pobre gente que vive en esa tan hermosa zona del país, tiene preocupaciones de todos los colores. Y no saben cuándo van a volver.

Mientras tanto, mi pronóstico (que vengo pifiando de lo lindo, hay que decirlo) es que cuando se termine el baile en Gaza, el nivel de tolerancia con Hezbollah va a ser mucho menor, y ante el mínimo cohete, la respuesta va a ser mucho mayor. Nasrallah lo sabe, y como es cagón, no creo que se anime a pisarle la cola al gato. Veremos si me equivoco otra vez. Para bien. Porque los habitantes del norte merecen vivir en paz de una vez por todas.