Guerra con Hamás – Día 65

Pasando ya los dos meses de guerra, quién un día antes, quién un día después, se empieza a preguntar cómo es posible que todavía queden terroristas capaces de atestar tantos muertos diarios, ¡diarios! al ejército de Israel. A medida que Hamás va quedando acorralado, el ritmo de caídos del lado de Israel aumenta. Ayer 5 ó 6. Hoy nos despertamos ya con 3 más.

Uno que vio muchas películas de guerra, imagina que semejante ejército como el de Israel, en cuestión de días logra que los terroristas entiendan que no tienen ninguna chance de ganar siquiera algún objetivo, y que van a salir a rendirse con tal de poder al menos entrar a una cárcel israelí, para poder salir en la próxima tanda de negociaciones (siempre la habrá) cuando algún colega logre secuestrar algún israelí.

Sin embargo eso no ocurre. Los terroristas de Hamás no solamente no tiran con arco y flecha sino que están muy bien armados. Y no solamente no se van a rendir sino que les importa un cuerno morir en el intento, porque para eso fueron educados y de esa forma les lavaron el cerebro. Esa es su arma más fuerte en términos bélicos: no tienen moral, no tienen conciencia de equilibrio de fuerzas combatientes. Su máximo objetivo puede ser matar un soldado aunque los otros 10 del pelotón israelí lo maten al instante. El imaginar un titular con la cara del soldado abatido con las siglas «z’l» (que en paz descanse, en hebreo) les es suficiente estímulo para donar su vida a la causa. Y es difícil ganar una guerra contra un enemigo así.

Ayer pensaba en una idea a modo de chiste, que como todo chiste, te frenás a pensar si no está mal. Poner un Virrey en Gaza. Así como los españoles en la época de la colonización. Así como los yankies pusieron un gobierno títere en Irak al derrocar a Saddam Husseim. Vos dirás…»muy bien no terminó el Virrey de España». Y yo te digo: ¿acaso cuando Argentina se independizó en 1810 empezaron a matar a todos los españoles por la calle? No. Acaso volvieron a los espejitos de colores? No. El gobierno títere español cumplió su función de ser «el más grande que domina por la fuerza», hasta que el pueblo maduró lo suficiente para echarlo a la mierda. Y en mi imaginación pensaba en una Gaza sin israelíes viviendo adentro (esto es muy importante) pero con el ejército adentro para evitar una reorganización del terror, y un gobierno que les de de probar a los gazatíes (a los millones de gazatíes!) lo que es vivir en un país normal. Bueno… normal entre comillas. Ustedes me entienden. Normal no sería si te gobierna un israelí de facto. Pero, bueno, dadas las circunstancias, entendamos que los mismos remedios no sirven para todas las enfermedades. Y Gaza está enfermo. Hay que probar un remedio nuevo. Todo lo anterior fracasó. Entonces se podrán construir granjas, cultivos, fuentes de trabajo y demás. Como si fuese Israel en 1948. A recuperar el tiempo perdido. Y ver qué pasa. Si funciona, los gazatíes madurarán hasta echarnos a la mierda y poder autogobernarse en esa nueva idea de país que progresa por sí mismo. Fundarán Gazalandia y firmaremos la paz como con Egipto, a quien no queremos mucho, pero preferimos su silencio en el límite. Y si no funciona, volveremos a los misiles, como siempre. Pero al menos habremos intentado algo nuevo.