Guerra con Hamás – Día 73

El gran dilema.

Los familiares de los secuestrados exigen que el gobierno firme algún tipo de acuerdo con el enemigo para intercambiar más presos por el retorno de sus seres queridos. El gobierno y el ejército dicen que solamente la presión militar va a llevar a Hamás a verse obligado a liberarlos. Es entendible que los familiares quieran ejercer presión para que al gobierno no se le ocurra especular con tal o cual cosa antes de bregar por un intercambio. Que no tengan la opción de postergarlo.

La pregunta que me gustaría hacerle a todos los israelíes es la siguiente: ¿Estarían dispuestos a ir TODOS a una manifestación para EXIGIR al gobierno que deje todo de lado y que dé lo que tenga que dar para recuperar a los secuestrados? No se apuren a responder.

Ahora les quiero mostrar otra arista del conflicto: hay 200 mil personas (el 2.2% de la población) (lo que en argentina sería el equivalente a 1 millón de personas, para que se hagan una idea) que en este momento no tienen casa y están viviendo desparramados por el país, evacuados. No pueden trabajar en sus lugares de trabajo. Si tenían un negocio, en este momento tienen cero ingresos de dinero y las cuotas de la hipoteca les siguen cayendo (al margen de ciertas bonificaciones que dieron los bancos y facilidades que les otorgó el gobierno). Pero me imagino que entienden a dónde apunto. Toda esa gente también tiene parientes en todo el país que se solidarizan con ellos, así que estaríamos hablando de un gran porcentaje de la población que no sabe si va a poder volver a su casa mientras en Gaza o en el sur del Líbano sigan habiendo amenazas de ataques como el del 7-10 sin una solución definitiva.

Esa gente ¿iría a esa manifestación? ¿o quizás armaría otra que puje por aplastar y aniquilar a Hamás y Hezbolláh para poder tener una vida normal como la de todos los que no vivimos a 2 km de Gaza o del Líbano?

Y ahí tenemos un conflicto. ¿A qué manifestación vamos? Porque ambos objetivos, hoy por hoy, se contradicen. Si el gobierno avanza militarmente para terminar con Hamás, pone en peligro a los secuestrados. Y si acepta un cese del fuego PERMANENTE -es la exigencia de Hamás para negociar- para recuperar a los secuestrados, tenemos al 2.2% de la población en condiciones de sin-techo y desocupados y a un país que no se puede dar el lujo de poblar su propio territorio debidamente.

Es fácil criticar al gobierno. Es fácil decirle al ejército lo que tiene que hacer y cómo tiene que hacerlo. Pero mirando la situación poniéndose en los zapatos de TODOS, vemos que la cosa no es tan sencilla. El Rey Salomón tendría que venir a decir que corten a ese niño por la mitad, a ver si se resuelve qué es lo que hay que hacer.

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